La propiedad intelectual se relaciona
con las creaciones de la mente:
invenciones, obras literarias y
artísticas, así como símbolos, nombres
e imágenes utilizados en el comercio.
La propiedad intelectual se divide en
dos categorías:
- La propiedad industrial: Abarca las patentes de invención, las marcas, los diseños industriales y las indicaciones geográficas.
- El derecho de autor: Abarca las obras literarias (por ejemplo, las novelas, los poemas y las obras de teatro), las películas, la música, las obras artísticas (por ejemplo, dibujos, pinturas, fotografías y esculturas) y los diseños arquitectónicos. Los derechos conexos al derecho de autor son los derechos de los artistas intérpretes y ejecutantes sobre sus interpretaciones o ejecuciones, los de los productores de fonogramas sobre sus grabaciones y los de los organismos de radiodifusión respecto de sus programas de radio y televisión.
La Ley de Propiedad Intelectual
Regulada por real Decreto Legislativo 1/1996 , de 12 de abril
(modificada por la Ley 5/1998 de 12 de abril), dispone en su Art. 1 que
"la propiedad intelectual de una obra literaria, artística o científica
corresponde al autor por el solo hecho de su creación".
Y reconoce al autor:
- El derecho irrenunciable e inalienable de exigir el reconocimiento de su condición de autor de la obra (Art. 14.3)
- El ejercicio exclusivo de los derechos de explotación, como la reproducción de la obra, que no puede realizarse sin su autorización (Art. 17)
- Las acciones judiciales para reclamar la indemnización por los daños materiales y morales ocasionados por el acto infractor (Art. 138)
¿Qué son los derechos de propiedad intelectual?
Los derechos de propiedad intelectual
se asemejan a cualquier otro derecho
de propiedad: permiten al creador,
o al titular de una patente, marca
o derecho de autor, gozar de los
beneficios que derivan de su obra o
de la inversión realizada en relación
con una creación. Esos derechos
están consagrados en el Artículo 27
de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, que contempla el derecho
a beneficiarse de la protección de
los intereses morales y materiales
resultantes de la autoría de las
producciones científicas, literarias
o artísticas.
La importancia de la propiedad
intelectual se reconoció por vez primera
en el Convenio de París para la
Protección de la Propiedad Industrial
(1883), y en el Convenio de Berna para
la Protección de las Obras Literarias y
Artísticas (1886). La Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual
(OMPI) administra ambos tratados.
¿Por qué debe promoverse
y protegerse la propiedad
intelectual?
Por varias razones imperativas. En
primer lugar, el progreso y el bienestar
de la humanidad dependen de su
capacidad de crear e inventar nuevas
obras en las esferas de la tecnología
y la cultura. En segundo lugar, la
protección jurídica de las nuevas
creaciones alienta a destinar recursos
adicionales a la innovación. En tercer
lugar, la promoción y la protección
de la propiedad intelectual estimulan
el crecimiento económico, generan
nuevos empleos e industrias y
enriquecen y mejoran la calidad
de vida.
Promover un sistema de propiedad
intelectual eficaz y equitativo puede
contribuir a que todos los países
exploten el potencial de la propiedad
intelectual como catalizador de
desarrollo económico y de bienestar
social y cultural. El sistema de
propiedad intelectual ayuda a
establecer un equilibrio entre los
intereses de los innovadores y el
interés público, creando un entorno
en el que la creatividad y la invención
puedan florecer en beneficio de todos.
OMPI. (s.f.). ¿Qué es
la Propiedad Intelectual? Obtenido de
http://www.wipo.int/edocs/pubdocs/es/intproperty/450/wipo_pub_450.pdf
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